¿Qué es el fondo de emergencia y por qué lo necesito?
En el capítulo Me sobra mes a final de sueldo, comentamos la necesidad de tener un fondo de emergencia y la importancia de ahorrar periódicamente al menos el 10% de nuestros ingresos. Recientemente, leí en Twitter (ahora X) a una chica decir “para qué quiero ahorrar 50€ al mes, son 600€ al año, no me dan ni para pipas”. Y sí, tiene razón, pero no deja de ser importante. Vamos a verlo.
La expresión “fondo de emergencia” es lo que a toda la vida las generaciones pasadas le han llamado “tener un colchón”, ahora llamado fondo de emergencia por su equivalente en inglés emergency fund. Su nombre lo dice todo, es un dinero para emergencias y nada más. Ahorrar para un viaje, un ordenador o una televisión nueva no es el fondo de emergencia. Si quieres ambas, deberás ahorrar en dos sitios separados (mejor no mezclarlos): uno será el fondo de emergencia, y el otro el dinero para la compra que quieres realizar.
Ahora me dirás: ¿por qué no pago el capricho a plazos? Por poder, puedes. Pero aunque te lo ofrezcan sin intereses, estás comprometiendo ingresos futuros para esa compra. Si se trata de una lavadora, la actual se te ha roto y necesitas una ya, yo no lo dudaría: si no tengo el dinero, la compro a plazos. Pero si hablamos de un viaje a Cancún, tal vez el viaje pueda esperar.
Y ojo, si el pago a plazos es sin intereses, o con unos costes tan bajos que vas a poder recuperarlo en una cuenta remunerada, yo pagaría a plazos. Eso sí, teniendo el dinero antes. Es decir, si el bien o servicio cuesta 1.000€, tengo los 1.000€ y me ofrecen pagar a plazos gratis, mantengo mi dinero esos meses en una cuenta remunerada y que me vaya dando intereses mientras tanto. Si no es así, no pagues a plazos salvo necesidad imperiosa.
La idea del fondo de emergencia, al final, es evitar tener que pagar algo a plazos y con elevados intereses cuando llega la emergencia.
¿Cuánto necesito?
Aquí hay mucha literatura al respecto y no todo el mundo se pone de acuerdo. La recomendación más baja es 2 meses de gastos, y aquí hay gente que solo cuenta los gastos fijos (los de mera subsistencia), gente que cuenta todos los gastos habituales y otros, como yo, que lo que contamos son sueldos. La recomendación más alta son 3 años de gastos (o sueldos). Para un sueldo de 1.500€ mensuales, hablamos de que el mínimo son 3.000€ y el máximo 54.000€. Una diferencia abismal.
Lo ideal aquí es empezar por el mínimo y luego ir aumentando hasta aquella cantidad que te haga dormir tranquilamente por las noches. No es lo mismo tener contrato fijo a encadenar contratos temporales. No es lo mismo ser funcionario que ser autónomo o que ser asalariado. No es lo mismo tener hipoteca que vivir de alquiler. No es lo mismo tener soporte familiar cerca en caso de emergencia que no tenerlo. No es lo mismo tener un gran patrimonio personal o familiar que pueda sacarnos de un apuro (acciones, bonos, tierras, oro…) que no tener absolutamente nada. Y no es lo mismo que buena parte de tus gastos sean los de supervivencia a tener una gran capacidad de reducir gastos en caso de emergencia. En definitiva, son muchas las variables y eres tú la persona que tendrá que decidir. Ante la duda, mejor la opción más conservadora, pero empieza por el mínimo si no lo tienes y luego ve planteándote nuevos retos. Por ejemplo, empezar por 2 meses de gastos y luego ir sumando un mes más de gastos a la cantidad alcanzada hasta que alcancemos una cantidad que nos haga dormir muy tranquilos por las noches.
¿Dónde lo guardo?
El fondo de emergencia tiene varios requisitos:
Ha de ser líquido. Es decir, debes poder acceder a él rápidamente cuando lo necesites (una semana como mucho).
No ha de ser volátil. Es decir, Bitcoin no va a ser una opción, ni acciones. Y ojo, Renta Fija tampoco en general. Ya hablaremos de un día porqué la Renta Fija no es fija.
Ha de ser seguro. Guardarlo en una entidad no regulada no es tampoco una opción. Si oyes “esta cripto se comporta igual que el euro y es super segura”, pues para eso, lo tienes en euros y con todas sus garantías.
Preferiblemente, que sea rentable. Si puede igualar o batir a la inflación, genial. Pero solo si es posible (normalmente, no lo es).
Ha de estar en tu divisa. Si cobras en euros y pagas en euros, ha de estar en euros.
Criterios distintos son los usados para nuestros ahorros a largo plazo, donde podemos asumir más riesgo, menos liquidez y, por tanto, buscar una mayor rentabilidad. De este tipo de inversiones hablaremos en el futuro.
Las opciones más sencillas, seguras y transparentes para el fondo de emergencia son las siguientes:
Cuentas remuneradas: cuentas que nos den un interés por nuestro dinero y que sea distinta a la de nuestra operativa diaria. Puede ser en nuestro banco habitual o en otro. Lo importante es que no sea la misma con la que hacemos nuestro día a día y nos paguen algo.
Fondos de inversión monetarios: el interés no es garantizado, pero debería replicar al índice ESTER, que ronda el 3,9% en el momento de redactar este artículo. En parte, son más seguros, en el sentido que un fondo monetario contrata depósitos, cuentas corrientes y renta fija a ultra corto plazo en muchas entidades, por lo que la quiebra de una de ellas genera pocas pérdidas. Pero precisamente, por esto, es más volátil que una cuenta remunerada. Si cae un banco, el Fondo de Garantia de Depósitos cubrirá el dinero que teníamos en ese banco hasta 100.000€ por cliente. Es decir, si tenemos menos de 100.000€, lo cubrirán todo, pero si tenemos más, solo nos pagarán 100.000€ en caso de quiebra del banco. El FGD solo cubre a particulares, no a instituciones como un fondo de inversión. Eso sí, un fondo monetario será, por norma general, más rentable que una cuenta remunerada. Excepción de esto fue cuando los tipos de interés estaban en negativo y la situación era la contraria, una cuenta remunerada era mejor. En los próximos artículos, te daremos los criterios para escoger un fondo monetario.
Seguros de ahorro. Ojo, NO todos. Solo algunos. Hay algunos seguros de ahorro con interés garantizado y totalmente líquidos. Su funcionamiento es casi idéntico al de una cuenta remunerada. Si no es líquido o invierte asumiendo riesgos, NO nos vale para esta finalidad.
¿Por qué no contemplamos los depósitos? No suelen ser líquidos y, cuando lo son, nos penalizan normalmente con los intereses cobrados. A veces hay algunos que nos pueden servir pero, por lo general, no son buenas opciones.
Otra opción a valorar son las Letras del Tesoro. No obstante, su operativa no es tan rápida como las anteriores en caso de rescate y, si el valor del bono ha bajado en el mercado secundario, habríamos perdido dinero.
Si me preguntas a mí, yo soy partidario de tener una cantidad accesible en cuentas remuneradas, ya que la operativa de las transferencias suele ser mucho más rápida que la de los fondos de inversión. El resto podemos meterlo en otros productos como los fondos monetarios o seguros de ahorro, siempre y cuando la rentabilidad sea superior a la de la cuenta remunerada. Si no lo es, no merece la pena complicarse.
En los próximos artículos, descubrirás las mejores cuentas de ahorro en la actualidad y criterios para escoger un fondo monetario.
Este artículo es meramente informativo y no supone una recomendación de inversión en ningún caso.